Al final del invierno, una compañera de trabajo lo encontró en el suelo, contra la puerta de entrada del laboratorio. Como sabe de nuestro raye por los pájaros, me lo trajo en una cajita de cartón. Le pusimos la comida que teníamos y despues de varias horas de darle calor, lo revisamos para ver si estaba lastimado o enfermo. No encontramos nada. Le sacamos la foto, llevamos la cajita afuera y la destapamos. Voló hasta la primera rama del arbol de pecanes, nos miró un ratito y salio volando como si nada.
Bien, bien, bien, súper bien, primeramente por la acción y como cereza de la torta esta maravillosa foto.
Que mas te puedo decir, felicitaciones amigo.