Últimamente, me han dicho cosas como; "guacho, que buenos viajes estás haciendo, la pasas mal, eh? No necesitas alguien que te lleve el bolso? Y fantasías del estilo.
Los que estamos en esto sabemos que el que viaja, trabajar el doble. Sin horarios, teniendo que procurar movilidad, comida, techo y además siendo responsables directos x los resultados ante el editor. Viajar no es un premio. El premio, en todo caso, es hacerlo por placer. Y solo encuentro placer en este trabajo cuando hago mi propia búsqueda y produzco mis propias notas. Solo entonces, viajar o quedarme, tienen sentido. Como lo he venido haciendo este año, con el apoyo indispensable de quienes creen que mi búsqueda vale el riesgo.
En la foto que acompaña esta reflexión, verán a un tipo en estado periodístico, como dice uno de mis compañero de aventuras, Pablo Calvo. No me verán preocupado, ni sufriendo, mucho menos pasándola mal, sino haciendo lo que me gusta y como me gusta hacerlo. Cuando estoy en ese estado no miro el reloj, o pienso cuando me puedo ir al hotel, o cuantos francos me corresponderían por trabajar 16 hs seguidas.
Por eso, si me van a envidiar, háganlo por hacer lo que me gusta. Porque lo que hago requiere mucho trabajo y solo el placer de hacerlo justifica tantas molestias.
En los foto estamos Carlos Palumbo y quien escribe, trabajando en los restos de la cárcel de Puerto Cook, en Isla de los Estados.
Gracias a Jose Di Carli, comunicaciones de la Armada, por la foto.
El autor solicita sugerencias y crítica constructiva en los comentarios.
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