De vuelta de un viaje con pocas fotos y muchas picaduras de bicho colorado, con calor espantoso, que me hacen ver que a mis años no estoy para esos trotes. El chofer poco colaborador, no madrugaba y llegó a Ceibas a las 1130, hasta los pájaros se escondían por el calor y el brillo en las fotos horribles, pero el lugar vale la pena.
Así que sin haber mirado siquiera las nuevas fotos de registros, subo esta linda lechu que se portó de maravillas