Me gustan las historias que tienen como disparador las aves, y por supuesto compartirlas.
El 24 de diciembre de 1971 Juliane, una adolescente peruano-alemana de 17 años, tomó junto a su madre María el vuelo 508 de LANSA para ir de Lima a Pucallpa, donde pasaría las Navidades con su padre Hans.
Tras atravesar la cordillera de los Andes a 7.000 msnm, y ya sobre la selva amazónica, el vuelo encuentra un frente de tormenta muy violento; tras terribles e interminables minutos de sacudones que parecieron una eternidad, el avión se parte en dos y Julianne cae al vacío desde unos 3.000 metros amarrada a su asiento.
Consciente durante la caída, ve como la selva se aproxima rápidamente hasta impactar con la copa de un árbol, cuyas ramas y la densa vegetación amortiguaron la caída hasta el suelo, perdiendo el conocimiento.
Horas mas tarde vuelve en si y en sus memorias escribe:
...me desperté sentada en el mismo asiento, como iniciando otro viaje pero, esta vez, al infierno. Había tres cuerpos desmembrados a mi alrededor, creía que se trataba de una pesadilla y me volví a dormir por unos instantes. Cuando creí volver en mí me atraganté de realidad. Cuerpos inertes colgaban de los árboles, hierros, asientos, ropas y maletas desparramadas por la selva, humo, mucho humo y crepitar de combustiones desperdigadas hasta donde la espesura de la jungla dejaba distinguir...
Al revisar si tenía alguna herida grave, se dio con la sorpresa de que solamente tenía un corte en su brazo, otra herida en su hombro, un ojo morado y una clavícula rota.
Sin alimentos, agua, herramientas o vestimenta adecuada, por espacio de cuatro días vaga por el lugar buscando más sobrevivientes sin éxito.
Habituada desde niña a la selva, debido al trabajo de sus padres en la estación biológica Panguana (María era ornitóloga y Hans zoólogo), recordó el consejo de seguir las corrientes de agua hasta encontrar algún lugar habitado
Encontró un arroyo y lo siguió, el agua era cálida y potable; tras diez días de caminata por la jungla, finalmente llegó a un río navegable, caminó por manglares hasta dar con una una choza, que servía de refugio para cazadores.
En el lugar, y dado que sus heridas se había parasitado con larvas de moscas, las roció con combustible para intentar limpiarlas.
A la mañana siguiente, los cazadores, que eventualmente transitaban por dicho lugar, la encontraron en el refugio.
La llevaron hasta su aldea, donde le dieron comida y le curaron las heridas más graves.
Al día siguiente, Juliane fue llevada en canoa durante diez horas de viaje hasta el pueblo de Tournavista, donde le trasladaron en avión hasta Pucallpa para ser internada en el hospital.
Allí, se reunió con su padre, en un emotivo reencuentro.
Se hicieron dos películas en base a su historia: I miracoli accadono ancora (Los milagros existen todavía), película dirigida por Giuseppe Maria Scotese, 1974 y Wings of Hope (Alas de Esperanza), documental dirigido por Werner Herzog, 2000.
El Ermitaño de Koepcke fue nombrado en honor a su madre María, una pionera en la ornitología del Perú y y docente de la Escuela Académica Profesional de Biología en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos desde 1950 hasta 1971.
Juliane hoy también es doctora en biología y zoología y vive en Münich, aunque también dirige la estación Panguana, muy cerca de donde cayó desde el cielo aquella víspera de Nochebuena de hace 53 años.
Fotografiado en reserva de la Asociación para la Conservación de Aves y la Biodiversidad Koepcke's Hermit (ACONABIKH), San Martin, Perú.
Monopie, cuadro completo y revelado en Lr.
Saludos!
FUENTE
Les dejo un enlace a uno de los tantos videos que hay en la red