Este pichón de Águila Poma mira atentamente los restos de su almuerzo; y por el tamaño de la carcasa probablemente se trata de una pava de monte.
Viendo las fotos de aquel día, recuerdo los acontecimientos que vivimos y me emociono a la distancia.
Cuando arribamos esa mañana a la cumbre del pequeño cerro, oírlo a Luis Biancucci decir ¡el nido está vacío! no era lo que esperaba.
Hacer tremendo viaje y que el pichón ya hubiera abandonado el nido, era cuanto menos decepcionante.
No obstante había un adulto, escondido tras unas ramas del mismo árbol, algo lejano pero tranquilo.
Nuestro guía, mientras tanto, descendió la ladera bajo el nido y nos dió la noticia de que el "pomito" estaba en el piso, se había caído.
De inmediato bajamos para ver en qué estado se encontraba y rápidamente Luis tomó la decisión de llamar al equipo del proyecto Águila Poma para organizar su rescate.
Algo así como una hora más tarde llegó con todo su equipo de escalada para emprender la complicada tarea de devolver al aventurero de regreso a su hogar.
Cuerdas y arnés mediante, y transportado dentro de una mochila, Isidorito II volvía a su trono en las alturas.
Lo llamo así, porque es el segundo pichón de poma que veo, y también porque hago un juego de palabras entre su epíteto e Isidorito Cañones, personaje de la historieta Patoruzito que leía de niño.
Este playboy siempre andaba metido en líos y creo que le queda bien puesto teniendo en cuenta lo sucedido.
La casualidad/causalidad de que hubiéramos elegido este fin de semana para ir a fotografiar el nido, creo que lo salvó de una muerte casi segura a manos de algún depredador, pues el monitoreo de los nidos se hace con una frecuencia distanciada.
Y de paso nosotros vivimos la aventura del año con final muy feliz.
Monopie, cuadro completo y revelado en Lr.
Buen fin de semana!