Al archipiélago de Svalbard fui por osos.
Enterada que a partir del año próximo los barcos solo se podrán acercar a no menos de 500 mts, entendí que si no viajaba este año iba a ser imposible lograr la foto que pretendía.
La distancia a la cual se pueden acercar ahora es de 360 metros, todo un desafío para mi , ya que el equipo de mas largo alcance que tengo es de 720 mm, un Canon 500 con un extender 1,4.
En un primer momento la distancia generó en mi un sentimiento de frustración ya que el esfuerzo para llegar a tan lejano lugar no sería recompensado con un bello oso polar en la banquisa, comiendo una foca o con sus cahorros, en un bello fondo de hielo.
La realidad es otra.
El calentamiento global hace tanto daño en el polo Norte que la banquisa se derrite aceleradamente cuando llega la primavera, generando una gran distancia entre el lugar donde hibernan y ella. En la banquisa se encuentran las focas, su alimento preferido con una gran capa de grasa que le permite generar su proìa grasa para prepararse para el invierno, pero el oso no puede nadar grandes distancias, entonces preda lo que está a su alcance.
En un islote como este, las aves anidan en el piso, siendo los huevos, pichones y lo que pueda atrapar parte de su dieta.
Pensé en recortar, y luego me di cuenta que ese es mi oso.
Vulnerable, distante, desapareciendo.
Cuadro completo, corazón en mano.
Archivo reducido al 25 % de su edición, para que de el tamaño admitido.
Archipiélago de Svalbard, mar Ärtico Glacial, 2024