En la selva ecuchaba la intensa vocalización de un Brasita de Fuego, intentaba verlo para fotografiarlo, pero, por lo enrramado imposible. Un Taguató, seguramente inquieto por mi presncia, en lo alto del dosel repetía su estridente canto sobre mi cabeza. Con tanto barullo, apareció, como reclamando su territorio, y esta ves lo hizo a descubiero y con luz favorable!