Como no remontarse a la niñez y padecer esa sensación nostálgica al observar esta típica práctica que efectúan los macaes.
Desde la seguridad del lomo de su padre este macacito parecía disfrutar al igual que cuando niños jugábamos a cocochito de los grandes.
Disculpa por mi poca participación, mucho trabajo, me iré poniendo al día!
Saludos