En plena yunga jujeña, escalando unos empinados senderos a la vera de unos precipicios, entre neblinas y sombras cerradas. O sea con dificultad marcada para fotografiar, pude captar por primera vez a éste hermoso ejemplar. Cloné una rama para realzar al ave, leve recorte para encuadrar.
Gracias Marcelo, trepamos el cerro selvático hasta donde nos dió el cuero. Al mediodía decidimos que ya era suficiente y había que emprender la bajada.